«La sobreexplotación del acuífero del Guadalentín no causó el terremoto»
A falta de unos días para cumplirse el primer aniversario de los dos últimos terremotos mayores de 4,5 grados en la escala Ritcher que ha sufrido la Región de Murcia en los últimos 20 años -Águilas (1996), Mula (1999), Bullas (2002), Aledo (2005) y los dos de Lorca del pasado 11 de mayo-, el profesor de Geodinámica de la Universidad Politécnica de Cartagena. Tomás Rodríguez Estrella, uno de los mayores especialistas en el tema, descarta que la causa fuera la extracción masiva de agua subterránea en la cuenca del Guadalentín, una de las teorías que defienden algunos científicos.
La catástrofe de Lorca y se sintió en toda la Región, así como en Almería, Albacete, Alicante, Granada, Jaén, Málaga, Ciudad Real e incluso Madrid. Con una magnitud de 4,5 grados el primero y 5,1 el principal, dejaron un balance de nueve víctimas mortales, más de 320 heridos, 15.000 personas sin hogar y daños materiales por valor de miles de millones de euros.
El pasado mes de julio un geólogo del Instituto de Geociencias de Madrid, argumentó que existían relaciones evidentes entre el terremoto de Lorca y la sobreexplotación del acuífero del Guadalentín.
En su opinión, se trató de un caso de ’hidrosismicidad’, una especialidad geológica desarrollada por el científico y que estudia la influencia del agua para originar ciertos seísmos.
El experto señaló que las «peculiaridades» del terremoto, como la superficialidad del epicentro, a solo tres kilómetros de profundidad, estaban relacionadas con el rápido hundimiento del terreno del Valle.
Sin embargo, Rodríguez Estrella considera que no existe relación directa e inmediata entre ambos fenómenos.La sobreexplotación de los acuíferos, explica, puede causar un hundimiento en el terreno.
No obstante, apunta que, en el caso del acuífero del Valle del Guadalentín, está constituido por materiales no consolidados (gravas, arenas y limos) y conforme ha ido bajando el nivel del agua se ha ido produciendo una compactación lenta de la zona no saturada (seca).
Los hipocentros (profundidad del terremoto) de los dos seísmos del año pasado, en cambio, se localizaron entre uno y tres kilómetros, profundidades en las que ya no existe ni siquiera acuífero (solo tiene, como máximo, 500 metros de espesor).
Rodríguez Estrella destaca que los temblores del 11 de mayo fueron totalmente atípicos por muchas razones: la profundidad del seismo principal fue de solo un kilómetro, la existencia de un precursor de menor magnitud, las escasas evidencias en el epicentro y las réplicas fuera de la traza principal de la FAM.
El geólogo reconoce que existe una subsidencia en el Valle del Guadalentín (en especial en el Alto) relacionada con la sobreexplotación de los acuíferos, que ya se puso de manifiesto en 1996. Concretamente en la zona de Altobordo (Lorca) se producen desplomes de los agujeros existentes en el terreno, parecidos a las madrigueras de los conejos, producidos por fenómenos de erosión y disolución, que han ocasionado roturas en las conducciones de agua y deterioro en los caminos y carreteras. «Pero en ningún caso -precisa- estos colapsos han dado lugar a terremotos».
La sobreexplotación ha ocasionado desde 1960 hasta 2010 un descenso de los niveles de los acuíferos de hasta 300 metros y un hundimiento que en 15 años (1992-2007) ha sido a razón de 1,5 centímetros al año, el mayor registrado en toda Europa.
Una de las experiencias de subsidencia más recientes, muy similar a la del Guadalentín, ocurrió en la Vega Media del Segura en 1994. Como consecuencia de la gran sequía de ese año, se realizaron numerosos sondeos para buscar agua y muchos de ellos se efectuaron en las proximidades de la ciudad de Murcia.
La consecuencia fue que se produjo un descenso del nivel del agua subterránea de hasta 7 metros y el hundimiento en algunos puntos de la ciudad de hasta 70 centímetros, con los consiguientes desperfectos urbanísticos. No se produjeron pequeños seísmos relacionados con este fenómeno, porque este acuífero (al igual que el del Guadalentín) está formado por terrenos no consolidados (sueltos) tales como gravas, arenas y limos. Por ello, al bajar el nivel piezométrico y crearse una nueva zona no saturada (que estaba ocupada antes por agua subterránea), el peso de los edificios hace que esa zona, antes con agua y ahora con aire entre los poros, sufra una compactación y un hundimiento paulatino, con el fin de adaptarse a la nueva situación y conseguir el equilibrio entre las rocas.
Fecha: 08.05.12
COMENTARIO:Pensamos que es bueno, que aun habiendo pasado un año desde que sucedió el terremoto en Lorca, se sigan debatiendo e investigando sobre las causas reales que lo provocaron. Aunque se hayan descartados muchas hipótesis, es interesante saber que la sobreexplotación de los acuíferos, provoca (a la larga) un hundimiento del terreno que puede causar a parte de desperfecto en edificios y demás, algún movimiento sísmico.
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